“Esto no se toca, quita. Con esto no se juega, dame. Quita los pues de la mesa, en el salón no se juega”
“¡Uh, Ah! Sacatán sacatun tantantan que summun pen que tumman que tepetepetanto que sum que summun que tun.”
Seguro que has leído las frases anteriores cantando. Se tratan de canciones que se dejan de escuchar en la televisión, pero que siempre se quedan en nuestra mente. Solo hace falta que alguien de nuestro alrededor tararee las dos primeras notas de la melodía para que la sigamos cantando hasta el final.
Si has tenido en tu mente una casa decorada al estilo sueco llena de niños a los que no paran de prohibirles cosas, o un par de marineros cantando sin sentido mientras pescan atunes; bienvenido. Tú también has estado en contacto con que en publicidad se llama el earworm (gusano en el oído)
En el entorno publicitario, la música es una herramienta fundamental y clave esencial del éxito. Ambos términos han sido un binomio muy explotado y que ha conseguido mucho éxito en todas las estrategias de marketing en las cuales se ha utilizado. La información que la imagen y el sonido te proporcionan entre sí chocará hasta influir en la percepción de ambos mutuamente, de tal manera que si la música consigue engancharte, también lo hará con tu atención hacia el producto. Quizás el método que más éxito ha dado a dicha asociación hayan sido los spots publicitarios en la televisión y el cine, sin contar plataformas más actuales como Youtube.
¿Por qué no puedo sacarla de mi cabeza?
Por eso, son muchas las marcas que desean tener un jingle que sea pegadizo y que los espectadores lo recuerden para la eternidad. He aquí la razón de que creen canciones tan pegadizas y encantadoras que hipnotizan nuestra mente. Además, este tipo de melodías se crean siguiendo patrones que son fácilmente asimilables por nuestro cerebro, asegurando así el éxito del spot creando una melodía muy pegadiza que se te acaba metiendo en oído.
Según un estudio de Vicky Williamson, una psicóloga musical de Universidad de Sheffield, en el Reino Unido resume estos patrones en los siguientes conceptos:
- Te has expones diariamente a la melodía.
- Se trata de tonos musicales repetitivos y cíclicos.
- Se produce el “efecto dominó” al leer o escuchar una palabra que te teletransporta directamente a esa canción.
- Asocias inconscientemente una persona a esa canción, y cada vez que la ves, vuelve a tu mente esa canción. También se puede dar el caso inverso.
Sabiendo todo esto, solo te queda pensar una canción que pueda cumplir estos requisitos. Del resto de comunicación de tu empresa o producto, nos podemos encargar en Difusión Comunicación.
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El papel de la música en los anuncios publicitarios